Google está estudiando el "Proyecto Suncatcher", una iniciativa para trasladar las cargas de trabajo de los centros de datos de la Tierra a la órbita. El concepto aprovecha la abundante energía solar y el frío del espacio para hacer funcionar y refrigerar la informática a escala de IA. También promete nueva capacidad a medida que aumente la demanda de formación e inferencia. El plan plantea cuestiones difíciles: coste de lanzamiento, capacidad de servicio, desechos orbitales, latencia y regulación. Establece claras comparaciones con anteriores apuestas radicales en infraestructuras, como las granjas de servidores submarinas y las redes de satélites. La idea indica hasta dónde pueden llegar los proveedores de la nube para satisfacer la demanda de energía y chips de la IA.