La Inteligencia Artificial está mejorando en la identificación de lugares basándose en detalles mínimos, desde fotos hasta sonidos. Herramientas como ChatGPT y Perplexity analizan elementos visuales, como arquitectura, paisajes e incluso marcas de herramientas, para localizar lugares. Sorprendentemente, la IA también puede extraer conclusiones a partir de datos sonoros, como el canto de los pájaros, acotando los lugares en función de los hábitats de las especies. Por ejemplo, una carretilla de fabricación holandesa o la gama de cantos de aves migratorias bastaron para que la IA dedujera ubicaciones generales en las pruebas. Estas revelaciones ponen de manifiesto la preocupación por la privacidad en la era de la adivinación geográfica impulsada por la IA. A medida que los contenidos de las redes sociales aumentan la precisión de la IA, los usuarios pueden compartir involuntariamente su paradero.